Del 1 la 3 de febrero se reunieron cerca de 1.200 mujeres para escuchar la palabra y alabar a Dios en Madrid. También para conocer actividades y publicaciones que se llevan a cabo en distintos puntos de nuestro país. Biblias, libros de autores cristianos. Stands de organizaciones solidarias como Diaconía, Alianza Solidaria, Operación Niño de la Navidad... Hojeamos las publicaciones expuestas en el stand del Centro de Estudios de la Reforma atendido por su Director, Gabino Fernández. Stadns con libros para fomentar los valores en los niños como el de Publicaciones Kaleb y su promotora Dana Solé, quien invierte todos sus sueños en esta cruzada por los más pequeños.
Todos dando a conocer más formas de difundir las Buenas Noticias, de ser buenos samaritanos, de pensar en el otro y compartir. Como lo hace radio Dynamis, o la Sociedad Bíblica.
Agradecemos a las organizadoras de este evento en la persona de Ana Giménez por la posibilidad de dar a conocer el ministerio en favor de la infancia necesitada Alianza Solidaria.
Damos gracias a Dios por permitirnos ver su mano y su control aun en medio de una crisis como la que vive España. Él es el que da la autoridad para todo. Él es el que tiene el control. Para que extendamos el manto y las aguas se abran.
Ha sido de mucho provecho poder oír la Palabra de las hermanas que tuvieron esta responsabilidad, como Igna de Suárez y Susan Combs. Oír hablar de la fe de la mujer que padecía de flujo de sangre por doce años (Lucas 8.43-48). Doce años de exclusión, de no tener contacto con la gente pues así lo dictaba la Ley. Pero ella fue hacia Jesús, no esperó. Rompió la tradición; se acercó en medio de su debilidad y tocó. No esperó a que la toquen. "Si tan solo tocare su manto", dijo...
Y fue sanada. A Jesús no le importó la crítica de los demás religiosos. Y ella que había sido excluida fue puesta en medio de la sociedad, otra vez.
Tuvo fe; así debemos ir por fe. Caminando aun en medio de las mayores crisis. "No estoy en crisis, estoy en Cristo", dijo Igna.
Como esta mujer camino hacia ti.
En las pruebas somos quebrantados formándose una vasija que amplía su función. Es un proceso con un propósito. Fue alentador repasar sobre cómo el apóstol Pablo concebía los días de tribulación. Él describe lo que es el peso de la tribulación: Esta leve..., insignificante...
Consideraba insignificante su tribulación por la pasión que tenía por Jesús.
"Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.; no mirando nosotros las cosas que se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas".
... las aflicciones del tiempo presente para Pablo no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Y sabemos de su valle de sombra de muerte. Lo podemos verificar en 2 Co. 11.23-28:
¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo). Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. [...].
Vivía por fe. Como dice en Hebreos 10.38, "Mas el justo por fe vivirá; y si retrocediere no agradará a mi alma".
Fue bueno oír a mis hermanas decir que es necesario entender que el verdadero cristiano se forma a través del proceso. Un ministerio se forma a través del proceso. Y veremos un más y excelente peso de gloria.
Nos alentaron a confiar en las promesas de Dios como Simeón y Ana. Por años habían esperado la consolación de Israel. Y un día cualquiera llegó... Nosotros también debemos esperar porque el día puede ser hoy.
Otros no esperaban y Jesús entró en sus vidas; como en la de aquel hombre enfermo durante 38 años, el paralítico de Betesda (Jn. 5.1-10). Seguro que él no lo esperaba; él confiaba en el ángel que descendía de tiempo en tiempo al estanque, y al primero que descendía después de del movimiento del agua, quedaba sano. Tenía poca fe. Y él le dice: ¿Quieres ser sano?
También Jesús se metió en la vida de la mujer samaritana. Ese día ella no esperaba nada; no esperaba ser una criatura nueva. Se vuelve una mujer digna de creer. Dios olvida su pasado (Miqueas 7.18-19). Los demás le creen.
Sólo hay que confesar con la boca que Jesús es el Señor...
Me encantó la mención de los jóvenes. Cada generación pagará su propio precio y ésta va a necesitar mucho más: se viven tiempos caóticos: divorcios, drogas, violencia...
Los mayores pusieron el cimiento. Dios quiere que esta generación vea cosas que nunca han visto; hagan cosas que nunca han hecho.
Hay que formarlos, hay que trabajar en ellos. La transición generacional debe ser como la que Elías llevó a cabo con Eliseo 2 Reyes . Y puedan coger el manto. Y se vea la autoridad de Dios en ellos. Y puedan endulzar las aguas contaminadas.
Hay mucho para reflexionar, y hacer. Pero con refuerzo. Sólo es un pequeño grano de mostaza.
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