SEMANA UNIVERSAL DE ORACIóN
Tuvo lugar del 10 al 17 de enero de este año que acaba de empezar. Y empezó bien: estuvimos orando para que la fe cristiana pueda ser abrazada en muchos puntos de Europa . A muchos nos pareció que oíamos a Cristo repetir su mandato célebre: "... Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones...". Con insistencia, dándonos un listado de países como Israel y los Territorios palestinos, Moldavia, Rumanía, Albania, Rusia, Suiza, Tajikistán... y muchos más. Algunos de difícil localización en el mapa.
Este año los temas fueron preparados por la Alianza Evangélica Checa y Holandesa. Conmovedor nos resultó leer en la presentación que "... De Europa surgió un movimiento misionero a escala mundial. En 1910, John Mott inició la Conferencia Misionera Mundial en Edimburgo. Cristianos de todas las iglesias celebran en 2010 el centenario de esta iniciativa con visión de futuro, con reuniones en Edimburgo y Ciudad del Cabo, organizadas por el Consejo Mundial de las Iglesias y el Comité para la Evangelización Mundial de Lausana (junto con la Alianza Evangélica Mundial) respectivamente. Muchas personas creen que durante el siglo pasado Europa ha cambiado; de ser un continente que enviaba misioneros del Evangelio a ser una parte del mundo que necesita recibirlos y acogerlos".
O sea, que Europa necesita ser evangelizada. La cuna del cristianismo. Y nos sorprendemos más cuando Samuel Escobar, en su libro Cómo comprender la misión, nos dice que muchas organizaciones misioneras occidentales comenzaron en los siglos diecinueve y veinte con esfuerzos humildes e insignificantes de algunos visionarios, antes de crecer y convertirse en organizaciones grandes y bien financiadas. Y que la actividad misionera corre el riesgo de convertirse en una empresa puramente humana. Y que hay que regresar a la visión bíblica de que la misión es una iniciativa de Dios que brota de su amor por su creación, y de su designio de escoger instrumentos que él usa para la salvación y bendición de toda la humanidad.
Algunos nos sentimos anonadados ante tantas verdades que nos llevan a la reflexión y preocupación; preocupación por no quedarnos en una toma de conciencia fugaz que se seca como la hierba, o como la nieve que se derrite al salir el sol.
Hemos sido retados a unirnos, a aprender y alentarnos mutuamente, a respetarnos, orar los unos por los otros para poder ser testigos en una Europa que se nos vislumbra harto difícil. Motivo más que suficiente para trabajar sin descanso.
Una hermana, días después, escribió el siguiente texto:
"¡Vosotros sois mis testigos! Así se titulaba la semana de oración de este año (del 10 al 17 de enero), y que fue preparada por la Alianza Evangélica Checa y Holandesa. Mucho me impactaron los temas de cada día como: Ganando en conocimiento; Predicación; Ser enviados; Movidos a celos; Extendiendo las manos; ¡Sed valientes!... Y continúo meditando en ello; saboreando, digiriendo cada palabra escuchada, cada lectura de la Palabra: ésa que sientes que penetra como espada de dos filos para no dejar que te paralices, que te olvides, que sea una semana más, que te calles…
Recordamos que el libro de Hechos y la historia del cristianismo empiezan con las últimas palabras de Jesús en la tierra: “Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra”. Pero ¡ojo!, se dijo que sólo unos pocos lo convierten en su forma de vida. Pero si la buena nueva es que Jesús vive y no tenemos que convencer al mundo con nuestras palabras: ¡ésta es la tarea del Espíritu Santo! O sea que tenemos ayuda, una Ayuda poderosa. ¿Y entonces? Sólo tenemos que creérnoslo, vivirlo, sentir pasión por lo que hemos recibido. Alguien dijo que tenemos el mejor producto para vender al mundo: a Jesús: un producto de calidad, con garantía eterna. ¿Lo mantendremos en nuestro stock particular?
Me reta el saber que “Dios está extendiendo sus manos a un mundo roto, y que nos envía como mensajeros y cartas de Cristo”; cartas que necesitan encontrar a su destinatario. ¿Quiénes son? Yo, que siempre pienso que no se me escapa nadie, por primera vez me he fijado en la gente de mi barrio, el de Tejares, con la que convivo desde hace 15 años; me he fijado en la que me alimenta, la que me corta el pelo, la que me presta unas monedas para el bus cuando se me olvida la cartera, al de la gasolinera, al del quiosco… y tantos y tantos seres anónimos para muchos, pero no para nosotros que sabemos que Dios amó de tal manera al mundo que dio a su Hijo... Señor: quiero sentir carga por los que me rodean, diseñar una estrategia para que sientan celos de lo que poseo, que eres Tú. Que marque la diferencia. Pero que antes de ir ame de tal manera como Tú. Amén".
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