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Pregunta.-
¿Quién es Alison Barrett? ¿Cómo llegas a
España?
Respuesta.- Soy
inglesa, casada con Ken. Tenemos dos hijos, ya mayores, que viven en el
extranjero. Llegamos a España a finales de noviembre de 1985, con la idea de
aprender el idioma. Nuestra llamada original era para servir a Dios en
Latinoamérica, concretamente en Bolivia pero, a consecuencia de unos obstáculos
en el camino, decidimos hacer lo que estaba a nuestro alcance en ese momento.
Así es como llegamos a Madrid, sin poder vislumbrar lo que iba a ser nuestro
devenir en los propósitos de Dios.
P.- ¿Fue difícil
adaptarse a otro país? ¿Cuáles las ventajas y desventajas?
R.- Me
costó. Ya había vivido en otro país, pero creo que no fue hasta llegar a España
que realmente descubrí que todos tenemos
una mentalidad condicionada por nuestra propia cultura. Y no me gustó sentirme
tan diferente. Por otro lado, esa experiencia me ayudó muchísimo a entender
cómo se siente una persona que se encuentra en esa situación, por la razón que sea. Más adelante, cuando ya
empecé a apreciar y valorar la cultura de España, me di cuenta que había sido y
es un enorme privilegio, conocer a fondo otro país y sus costumbres.
P.- ¿Cómo debe
ser el misionero por excelencia?
R.- Un
siervo que se acerca y se pone al lado de otros, para apoyar y ayudar en lo que pueda. Una persona que se
entrega al otro.
P.- ¿Ser parte
en la misión de Dios implica sacrificio y abandono de muchos sueños personales?
R.- En
un sentido sí, pero en mi experiencia he recibido muchísimo más que lo que he
‘perdido’. Creo que mi vida ha sido mucho más rica, gracias a este supuesto
sacrificio.
P.- Sirves en la
Obra, junto con tu esposo Ken Barrett, en una iglesia evangélica de Alcalá de Henares. ¿En qué ministerios
participas?
R.- Colaboro
con el ministerio a los niños, tanto los de la iglesia, como los ‘de la calle’;
también con las mujeres y el ministerio pastoral en general. Además, cuatro de
nosotras formamos un equipo para salir a la calle para buscar a las mujeres en
prostitución y establecer una relación con ellas.
P.- Hace poco
celebrásteis vuestro IV Encuentro Anual
de Mujeres. ¿Cuál el balance del mismo?
R.- Nos
ha parecido bastante positivo. Cada año vamos aprendiendo más y nos esforzamos
por mejorar en base a la experiencia. Este año todo resultó mucho mejor aún de
lo esperábamos. Contamos con una conferenciante excelente en la persona de
Erika Tester, que nos trajo un mensaje profundo revestido de sencillez, y el
ministerio de los músicos fue preparado con esmero. Quedamos más satisfechos
con los tiempos de comunión ‘libre’ que en otros años y, en total, tenemos
muchos motivos de gratitud al Señor.
P.- ¿Con qué
propósito nace este evento? Ya se celebran otros de este tipo…
R.- Para
crear un punto de encuentro, aunque sea sólo una vez al año, para que las
mujeres de Madrid, principalmente, puedan conocerse mejor en el ámbito de un
encuentro en el cual van a recibir buena enseñanza. Hacía tiempo que se había
dejado de celebrar este tipo de eventos en la Comunidad de Madrid, aunque
sabemos que sí se celebran en otras regiones y a nivel nacional.
P.- La
evangelización ocupa un lugar primordial en vuestra iglesia. Ya son referencia
el Kofi Jaus y la Caja roja. Pero también sabemos que organizáis un mercadillo
a favor de la Asociación Turmanyé de Perú.
R.- Sí,
es cierto. Como iglesia apoyamos a Turmanyé y a Eli Stunt desde hace varios
años. Cuando surgió la idea de hacer una exposición de labores, de parte de las
mujeres, se propuso darle otro enfoque
dedicando los ingresos de la venta a Turmanyé. El primer año lo hicimos
en un centro cívico cerca del local de la iglesia, pero desde que contamos con
el Kofi Jaus, tenemos nuestro propio local. Esto nos permite dar a conocer la
obra de Turmanyé y a la vez comunicar a
los vecinos del barrio ‘cuál es nuestra esperanza’.
P.- ¿Piensas que
la misión que nos dejó Jesús es integral? Es decir, que la proclamación va de
la mano de la compasión…
R.- Sí,
sin lugar a dudas. En su primera carta Juan dice que debemos “andar como él
(Jesús) anduvo”. Jesús vino para proclamar las buenas nuevas del Reino de Dios,
pero lo hizo también por medio de su vida, no sólo por sus palabras. Vivía con
la gente, intervenía en sus vidas, no se dedicaba únicamente a un ministerio de
predicación. De la misma manera,
nosotros hemos de manifestar el Reino por medio de nuestras vidas, en lo
práctico y en nuestra compasión por los demás.
P.- Muchas
personas se están viendo afectadas por la crisis que azota España. ¿Conoces a
alguna en particular?
R.- Hemos
visto tantas personas afectadas de alguna forma, y las que hemos conocido más
son las que han pasado por el Kofi Jaus, además de miembros de la propia
iglesia. Me viene a la mente el caso de una mujer, inmigrante, con dos hijos,
sin recursos, sin trabajo y totalmente vulnerable. Vino a este país con
intenciones honorables, pero una desgracia en su vida personal coincidió con la
crisis general, dejándola desamparada. Es doloroso pensar en tales personas que
son como víctimas de un náufragio, luchando por agarrarse a una tabla en medio
de aguas heladas. Como iglesias necesitamos sabiduría y compasión para
ayudarlas de verdad.
P.- ¿Como
mujeres crees que debemos pronunciarnos en temas como la violencia de género,
la explotación sexual, la crisis de valores, etc.?
R.- Sí,
creo que es importante que alcemos la voz para hablar desde un punto de vista
bíblico. Estos temas están muy ‘manoseados’ en un sentido, y cada cual tiene
una opinión. Pienso que la mujer cristiana tiene mucho que aportar si puede
alejarse de lo recurrente, sobre todo lo que se oye de parte de feministas,
para apuntar hacia la única persona que tiene algo verdaderamente relevante que
decir: Jesucristo.
P.- ¿Habéis
sufrido la intolerancia religiosa en algún momento?
Personalmente
no, nada más grave que la incomprensión de los demás.
P.- ¿Qué
desafíos tenemos las mujeres en este siglo XXI?
R.- Si
te refieres a mujeres cristianas, creo que nuestro mayor desafío es vivir
plenamente satisfechas con Cristo, y
vivir Sus valores en un mundo que constantemente nos dice que hemos de
‘realizarnos’ y buscar nuestra satisfacción en el trabajo, en una vida social
emocionante, en una apariencia envidiable, etc.
Fil.3:7,8.
Gracias, Alison, por dedicarnos un tiempo para conocerte y saber de la labor que realizas, junto con tu esposo, desde la iglesia evangélica de Alcalá de Henares.
1 comentarios:
Alison es un ejemplo de humildad y servicio para quienes la conocemos, espero que también lo sea para quienes puedan leer esta pequeña entrevista.
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