viernes, 11 de enero de 2013

Recoveco de Libros















Sorprende esa facilidad con que te lleva del Antiguo Testamento al Nuevo, y viceversa; sin confundirte; es más, logra transportarlos hasta nuestros días para demostrar que Dios estaba ayer pero es el mismo de hoy; y será. Nos hace sentir que como los personajes bíblicos, los cristianos también estamos metidos en la historia de la humanidad. Nos insiste en que cada personaje tiene algo de Jesús, el hilo conductor de todo ese libro maravilloso que es la Biblia.                 

Me encanta su preámbulo sobre las murallas de Ávila antes de contar la batalla de Jericó, una ciudad amurallada. Haciéndonos imaginarnos esa ciudad de las palmeras, sintiendo su perfume. Enlaza la entrada de Josué con aquella otra de Jesús, siglos después,  para  salvar lo que se había perdido. Las bellas ilustraciones de Anna Kus Park refuerzan esta labor. Realmente es una edición bien cuidada, trabajada con suma delicadeza.

Estas treinta cartas me han permitido viajar por lugares hasta ahora desconocidos; por su historia, como la de Preston, ciudad natal del autor y cuna de la Revolución industrial. No desaprovecha para introducirnos en sus recuerdos familiares y personales. Hasta podría decir que se ven retazos de unas Memorias.

Nos cuenta sus paseos familiares por el lago Grasmere para contar la travesía de Jesús y sus discípulos por el mar de Galilea. O Auschwitz, donde murieron más de un millón de mujeres, hombres y niños, para relatar la historia de Israel con sus aciertos, debilidades y penalidades. Nos hace pasear por Cambridge y su universidad para hablar de la sabiduría de Salomón… Tierra de Campos cubierta de cereales para hablar de Rut en la era de Booz. O describe una estatua de un rey asirio que está en el museo de Londres para luego relacionarlo con el profeta Jonás y, por ende, con Jesús. La dinámica de los tiempos, personajes y lugares logrando conmovernos. He podido viajar a Tordesillas, San Petersburgo, Philadelphia, Cracovia, Sepúlveda, Patmos, Belén, Roma, Surbiton, Susa…

El recorrido nos hace pensar, pues creer es pensar. La fe no se impone. Por eso menciona a aquellos científicos que creían en Dios como Newton, Boyle, Faraday… Por si no lo sabíamos, fe y razón van juntas.

Este libro de seguro acerca a la Biblia, y puede estimular a los niños y mayores a descubrir quién es Dios, y qué quiere de ellos. No; no es una manera más de contar. Os invito a leerlo.


Jacqueline









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