Sorprende
esa facilidad con que te lleva del Antiguo Testamento al Nuevo, y viceversa;
sin confundirte; es más, logra transportarlos hasta nuestros días para
demostrar que Dios estaba ayer pero es el mismo de hoy; y será. Nos hace sentir
que como los personajes bíblicos, los cristianos también estamos metidos en la
historia de la humanidad. Nos insiste en que cada personaje tiene algo de
Jesús, el hilo conductor de todo ese libro maravilloso que es la Biblia.
Me
encanta su preámbulo sobre las murallas de Ávila antes de contar la batalla de
Jericó, una ciudad amurallada. Haciéndonos imaginarnos esa ciudad de las
palmeras, sintiendo su perfume. Enlaza la entrada de Josué con aquella otra de
Jesús, siglos después, para salvar lo que se había perdido. Las bellas ilustraciones
de Anna Kus Park refuerzan esta labor. Realmente es una edición bien cuidada, trabajada con suma delicadeza.
Estas
treinta cartas me han permitido viajar por lugares hasta ahora desconocidos;
por su historia, como la de Preston, ciudad natal del autor y cuna de la
Revolución industrial. No desaprovecha para introducirnos en sus recuerdos
familiares y personales. Hasta podría decir que se ven retazos de unas Memorias.
Nos
cuenta sus paseos familiares por el lago Grasmere para contar la travesía de
Jesús y sus discípulos por el mar de Galilea. O Auschwitz, donde murieron más
de un millón de mujeres, hombres y niños, para relatar la historia de Israel
con sus aciertos, debilidades y penalidades. Nos hace pasear por Cambridge y su
universidad para hablar de la sabiduría de Salomón… Tierra de Campos cubierta de
cereales para hablar de Rut en la era de Booz. O describe una estatua de un rey
asirio que está en el museo de Londres para luego relacionarlo con el profeta
Jonás y, por ende, con Jesús. La dinámica de los tiempos, personajes y lugares
logrando conmovernos. He podido viajar a Tordesillas, San Petersburgo,
Philadelphia, Cracovia, Sepúlveda, Patmos, Belén, Roma, Surbiton, Susa…
El
recorrido nos hace pensar, pues creer es pensar. La fe no se impone. Por eso
menciona a aquellos científicos que creían en Dios como Newton, Boyle, Faraday…
Por si no lo sabíamos, fe y razón van juntas.
Este
libro de seguro acerca a la Biblia, y puede estimular a los niños y mayores a
descubrir quién es Dios, y qué quiere de ellos. No; no es una manera más de
contar. Os invito a leerlo.
Jacqueline
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